
DOS ORILLAS
Las olas gritaron mi nombre,
cuando les volví la espalda.
Me acerqué a esta otra orilla,
De un mar tranquilo y sosegado.
Pero las olas de mi océano,
gritaron mi nombre.
Me dolía el alma por tanta ausencia,
me asaltaban los recuerdos de sus atardeceres,
de mis criaturas, ahora lejanas.
Sólo aquella caracola, solía consolarme.
Sólo ella, era capaz de acercarme su voz.
Transmitirme sus latidos, sus mareas,
su olor, sus tonos verdeazulados.
Me dejaba mecer por los recuerdos.
Seguí escuchando dentro de mí,
cómo las olas gritaban mi nombre.
¡Tuve que darle la espalda!
Remontar el vuelo hasta a encontrarme
cara a cara con un horizonte, hecho de ternuras
plenos de sonrisas, de abrazos que me envolvían,
con sus dedos gordezuelos y acariciantes.
Sólo sus voces infantiles apagaron el rumor de mi mar.
Tener mi corazón dividido entre dos orillas.
Ese será mi destino, danzar entre ellas.
Mientras, las olas, seguirán gritando mi nombre.
Charo Torrejón
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