
Por la avenida de los sueños
pasean mis versos.
Son pequeñas campanillas.
caireles dl sentimiento
Repican a la luz de mi fantasía.
Unos los regué con mis lágrimas.
A otros le contagié mi alegría.
Por eso, ríen o lloran,
dejando en el alma distintos sonidos.
¡Ay, mis poemas!
Todos llevan mi sangre y mi apellido.
¿Qué a cual quiero más?
Que difícil responder.
¡Son tan diferentes!
Mira, desde que los alumbré
llenan mi existencia.
Forman parte de mí.
Son flores del corazón
envueltos en aromas de madreselva.
Buscan la caricia de unos ojos.
¡No le niegues tu mirada!
¡Si da gusto verlos.!
Van todos de la mano, vestidos
con las mejores galas que encontré.
Los vestí de ternura, nostalgia,
Pero sobre todo de AMOR.
Ese que regalo a manos llenas.
Algunos, los bauticé en las aguas del “Odiel”
¡Y cantaron fandanguillos!
envueltos en luz de luna.
Otros, en el “Río Tinto”
llevando impreso el rojo de la pasión,
y se prenden en el aire de la copla.
¿Los más marineros?
Esos se dejaron el corazón
Al encuentro de las caracolas
Por las playas de mi Punta Umbría,
o entre los mágicos reflejos en la noche,
del faro de Mazagón.
Otros, prefirieron los caminos de pinares.
Fueron romeros,
por las distintas veredas del Rocío.
¡Y volaron mis versos!
¡Hasta posarse a los pies de la Blanca Paloma!
Charo Torrejón
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