En aquel viejo recordatorio,,
como una rosa desteñida por el tiempo,
sobresalía aquella fecha.
Una cruz en aspa la señalaba en rojo..
¡Que tiempo aquél, de almíbar y naranjas!
Luego, los recuerdos,
fueron acudiendo a mí, en tropel
o se deslizaban sigilosos,
igual que aquellos inmaculados guantes,
se escurrieron entre mis dedos.
Tirabuzones, estampas, limosnera,
zapatos de blanco charol.
En el patio del colegio, risas emociones.
Desayuno con chocolate y bizcochos.
Una amalgama de inolvidables vivencias.
Después, las inevitables visitas a familiares.
Aquel día, supuestamente, mas “feliz”
de mi corta existencia, llegó a su fin,
dejándome una inolvidable huella.
¡Mis pies cansados y doloridos!
Charo Torrejón
No hay comentarios:
Publicar un comentario